CRIANZA CONSCIENTE,  DÍA A DÍA,  EN EL BLOG,  PEDAGOGÍA WALDORF

Educar sin castigos (Parte II)

La semana pasada os hablaba sobre
el aprendizaje a través de las consecuencias naturales “enlace”, y sobre cómo
usarlas en lugar de los castigos. Ahora bien, tan importante como establecer
una consecuencia adecuada es el cómo lo hacemos. Os decía que es muy importante
en primer lugar, conectar con el
niño, con lo que está viviendo y sintiendo en ese momento, darle feedback de lo
que está haciendo, mostrarle como nos sentimos y darle una alternativa para
cambiar ese comportamiento que nos disgusta. De nuevo un ejemplo: hace un par
de días fuimos al vivero a comprar plantas y flores para nuestro jardín. Al
llegar a casa aprovechamos la soleada tarde para plantar en familia, ésta es
una actividad que a Aarón le encanta, pero por algún motivo que desconozco,
comenzó a lanzar tierra por los aires y a dificultar el trabajo, yo le dije
claramente que su comportamiento me disgustaba, pero él siguió en ello,
entonces le cogí en brazos y entré con él a casa para no volver a salir.
Seguramente si le hubiese dado feedback de lo que yo veía, si hubiese puesto
palabras a su sentimiento (aburrimiento tal vez), si le hubiese ofrecido una
alternativa, me habría ahorrado poner esa consecuencia y los tres habríamos
podido disfrutar de una agradable actividad.
Entonces y retomando lo anterior,
una vez hemos conectado con nuestro hijo, ¿cómo ponemos la consecuencia? Pues
bien, ha de ser de manera  Casual, de una forma Calmada, y ha de ser Concisa y clara.
Por todos es sabido que cuando la
rabia y el enfado nos invaden, actuamos de manera poco razonable, tanto
nosotros como los niños. Por eso antes de que la situación se complique y se
ponga tensa, de modo casual hemos de
transmitir que habrá una consecuencia si el comportamiento inadecuado persiste.
Debemos hacer esto de una forma respetuosa, pues no ha de ser una amenaza bajo
ningún concepto. En el ejemplo anterior: Si continuas tirando tierra deberemos
irnos a casa. Seguramente esto haga enfadar al niño, por eso, en el momento de
establecerla debemos hacerlo lo más calmadamente
posible. Esto no significa que hablemos al niño en un tono ñoño “Ay mi pequeño,
mi amorcito has hecho aquello así que ahora…”, no, simplemente que desde la
calma y el respeto, sin gritos ni brusquedades, aunque seguramente con un tono
menos dulce de lo habitual, hagamos saber al pequeño que se va a establecer una
consecuencia dada la persistencia de su comportamiento. Y debemos decírselo de
una forma clara, esto es, sin
adornos ni rodeos “Has pintado en la pared y ahora tu y yo vamos a limpiarla
con este trapo húmedo”. No debemos enredarnos y dar excesivas explicaciones
cuando establecemos una consecuencia, pues el tiempo durante el cual un niño
puede prestar atención es breve, y podríamos vernos inmersos en una charla sin
fin que no llega a ninguna parte.

Ni que decir tiene, que debemos
acompañar y recoger al niño mientras cumple con la consecuencia establecida,
pues no se trata de alejarlo o rechazarlo, sino de aprender de sus actos.
En algunas ocasiones, no es
posible establecer una consecuencia inmediata, bien por la situación en que nos
encontramos, porque no estamos lo suficientemente tranquilos para
hacerlo, o porque no encontramos una solución adecuada en ese momento, en este caso podemos aplazarlo a otro momento, pero hemos de ser
firmes y de verdad buscar un momento más adecuado para sentarnos con nuestro
hijo, exponerle lo ocurrido, establecer dicha consecuencia y mantenerla, esto
último es de vital importancia, pues de nada sirve establecer una consecuencia
si posteriormente llegado el momento no la llevamos a cabo. Por ejemplo “Hace
ya unos meses una vecina le regaló a Aarón unos caramelos, justo antes de
comer. Acordamos que podría comer un caramelo tras la comida, pero mientras yo
ponía la mesa, Aarón fue a su habitación y se comió el caramelo a escondidas.
La consecuencia fue la siguiente: la próxima vez que alguien te dé una
golosina, yo la recogeré y decidiré cuando puedes tomarla.” Si yo no cumplo con
ello, de nada sirve todo lo anterior.
Para terminar el post, una pequeña reflexión, y es que en algunas ocasiones, tras establecer consecuencias nos queda un mal sabor de boca, quizá porque actuamos apresuradamente, o fuimos poco respetuosos, quizá porque teníamos un mal día, o porque la prisa nos invadió. Por suerte los niños siempre nos brindan segundas y terceras oportunidades, así que en la próxima ocasión intenta recordar mis tres C: Conectar con el niño, mantener la Calma y ser Creativa en la búsqueda de soluciones. 
Y ati ¿Te resulta dificil mantener la calma en estas situaciones?¿ Has observado tu gesto y tu tono de voz en estos momentos difíciles?¿Eres creativa?
Y para la próxima semana, me
gustaría hablar de los límites, pues creo que es un tema que va de la mano de
las consecuencias en muchas ocasiones.
Nos vemos!!!
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