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El día de la mujer trabajdora

Hoy es el día de la mujer trabajadora pero yo, no tengo nada que celebrar porque pienso que ese día «nos vendieron la moto», nos incorporamos a un mundo laboral de hombres, con las condiciones de los hombres, pero no con su sueldo, ojo, y todo porque buscábamos la dichosa igualdad, pero es que no somos iguales señores y señoras, ¡¡le pese a quién le pese!!. Nos dijeron que tendríamos libertad económica, independencia, autonomía, pero se olvidaron de mencionar que seríamos exclavas del sistema, un sistema consumista donde si no produces dinero, eres un cero a la izquierda.
He sido mujer trabajadora, madre excedente, madre trabajadora y actualmente madre ama de casa y me llevan los demonios cuando, como madre trabajadora me felicitan en este día: felicidades por tener que dejar a tu hijo de cuatro meses al cargo de otra persona (en el mejor de los casos una abuela, una madre de día) un ser totalmente dependiente de su madre al 100%, porque no olvidemos que un bebé necesita una figura materna siempre, no solo alguien que le cambie un pañal o le dé un biberon, necesita amor, calor humanos, sentirse querido… y cómo va una madre a darle todo esto a su hijo si trabaja ocho horas al día, si cuando llega a casa no tiene tiempo para dsifrutar de su bebé, porque hay que limpiar, preparar comidas y cenas, bañarle y dormirle, ¿donde quedaron el amor, la ternura y el calor humano?empañados por la prisa y la falta de tiempo. Eso por no hablar de las largas noches en que tu pequeño se despierta cada poco para pedir pecho y recuperar todo ese contacto materno que le faltó durante el día ¿como puede rendir así alguien en el trabajo?, ah claro se me olvidaba que los niños tienen que aprender a dormir solos antes de esta edad. 
Felicidades por hacer malabares para alimentar a tu hijo como es debido, no olvidemos que la OMS recomienda la lactancia materna exclusiva a demanda durante los seis primeros meses, y prolongada hasta los dos años junto con la alimentación complementaria. Pues con un poco de suerte podrás encerrarte  en el baño y llenar un par de botecitos con el sacaleches para que posteriormente alguien le de a tu hijo un biberón, mientras tus pechos rebosan su alimento perfectamente preparado y envasado.
Felicidades por currar igual que el resto y cobrar menos.
Felicidades por tener que elegir entre ser madre a tiempo completo o tener una carrera profesional briillante, porque la conciliación familiar a día de hoy sigue siendo una ilusión.
Y cuando eliges ser madre a tiempo completo, ¿Como?¿Que despues de cinco años de carrera y un postgrado has decidido quedarte en tu casa?¿Ya no formas parte de la cadena de producción?¿Y que haces todo el día? Te aburrirás un montón… 
Pues sí, he decidido quedarme en casa porque cuando trabajaba ocho horas me sentía mal al llegar a casa y no poder dedicarle a mi hijo el tiempo de calidad que merecía, porque tenía una madre irascible y malhumorada, agobiada por no poder ser tan buena madre como quisiera, por no tener la casa tan limpia como debería, por no poder cocinar como le gustaría… Porque ese no es el recuerdo que quiero dejar en mi hijo, porque ese adulto no es digno de ser imitado, porque hay cosas que no se pagan con dinero, entre ellas la felicidad familiar, porque mi labor en casa no es limpiar y cocinar, eso puede hacerlo cualquiera, mi mayor labor es regalarle tiempo a mi familia, tiempo de armonía, de paz y de amor. Tiempo para pasar el fin de semana en familia, en la nieve o en el río sin el agobio de que la casa se viene encima, tiempo para disfrutar de las tardes, jugar y hacer pan y no para vivir en una contrarreloj.
Y todo esto puedo hacerlo porque tengo la suerte de tener un marido con un sueldo digno, pero también porque mi hijo va a una pequeña escuela pública, porque hemos renunciado a viajar todos los años a Europa, porque hemos abandonado la gran ciudad para vivir en un pequeño pueblo, porque hemos abandonado esa «zona de confort» para luchar por nuestros valores y nuestros sueños.
Muchas mujeres y hombres pensarán que soy una retrógrada machista que defiende que la mujer debe qudarse en casa a parir, criar y limpiar, pero no es eso lo que defiendo.
Quiero mostrar una realidad que vivimos muchas madres a diario cuando decidimos ser madres trabajadoras y nos sentimos mal al llegar a casa, juzgadas por otras madres, por la literatura o por la sociedad; cuando decidimos ser madres amas de casa y sentimos que la sociedad nos mira mal, y nos pide explicaciones y nos preguntan cuando vamos a volver al mundo laboral. 
La realidad de que en este día para mí, no hay nada que celebrar.
 
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