bebé dormido sonriente
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El mágico momento de ir a dormir

Hola de nuevo, este lunes quiero compartir contigo cómo es para nosotros el mágico momento de ir a dormir. Muy a menudo, en muchas familias, el momento de acostar a los niños se convierte en una lucha diaria. En muchas ocasiones están demasiado activos o enganchados a alguna pantalla y les cuesta salir de ese momento. Pero el sueño, es un hábito que se adquiere y se aprende con el tiempo. Es cuestión de ritmo.

Hay pocas imágenes que despierten tanta ternura como un bebé que duerme plácidamente. Pero para muchos bebés, abandonarse al sueño, no es fácil.  Y para muchas madres, acompañar a su bebé en este momento se convierte en algo agotador y en ocasiones angustioso. Parte de lo que hace tan duro el cuidado del bebé los primeros meses es que no exsite un ritmo predecible en su horario de sueño. Pero poco a poco, del caos nace el ritmo y la vida resulta más fácil. Una tarea compartida entre madre e hijo es la adaptación a un nuevo ritmo.

Recién nacido dormido

El sueño en los recién nacidos

El sentido del día y la noche, es inexistente en un bebé que acaba de nacer. Su ritmo circadiano no está adquirido. Tan solo tiene hambre y sueño, y son estos los elementos que crean el ritmo del niño. Por ello, es importante que como padres entendamos que nuestro hijo necesita aprender un ritmo sano de sueño. Un ritmo que será único para nuestro bebé, porque él es único e individual, al igual que lo son nuestras circunstancias familiares.

Generalmente un bebé de menos de seis semanas no permanece despierto más de 45 minutos cada vez, y después suele dormir entre una y tres horas seguidas. Entonces se despertará para alimentarse y volver a dormir. La mayoría de los bebés recién nacidos, suelen quedarse dormidos mientras son alimentados al pecho, o con biberón. Así que, generalmente cuando se despiertan establecemos un patrón que suele ser:

  1. Cambio de pañal
  2. Alimentación
  3. Acostar al bebé

Este ritmo, puede verse fácilmente alterado cuando hacemos algo fuera de lo rutinario. Si salimos a pasear o a hacer compras más tiempo del habitual, si recibimos alguna visita en el día, si suprimimos o alteramos la hora del baño… Esto puede hacer que a nuestro bebé, le cueste más cocnciliar el sueño.

Es esencial que como padres seamos conscientes del papel esencial que desempeñamos para establecer el ambiente más adecuado para el desarrollo de nuestro hijo. La relación entre madre e hijo es crucial en estos primeros meses y también lo es el modo en que actúan el resto de los miembros de la familia para apoyarla. Para algunas madres, los despertares nocturnos pueden ser agotadores. Por ello es agradecido y bienvenido todo el apoyo práctico que el padre, u otros miembros puedan proporcionar.

El inicio del ritmo hacia los tres meses

Los tres primeros meses del bebé se centran en adaptarse a la vida fuera del útero materno y a establecer una relación sana y poderosa con su madre. Progresivamente el niño pasará más tiempo despierto, y su sueño comenzará a establecer algunas pautas. Este es un buen momento para que empecemos a establecer claras diferencias entre el día y la noche. Recuerdo que cuando Aarón nació, las enfermeras que venían a verle a casa nos recomendaron atenuar la claridad del dormitorio con una cortina durante las siestas, sin dejar la habitación en penumbra. También podemos llevar a cabo las tomas de un modo diferente a como lo hacemos en la noche. Por la noche sin embargo, debemos evitar encender la luz principal e intentar sustituirla por una pequeña luz suave que no altere al bebé, manipularle lo menos posible y con la mayor calma y suavidad posible.

Un ritmo más definido

Entre los tres y los seis meses ocurren muchos cambios en el bebé. Ahora su curiosidad se ha despertado y quiere conectar con el mundo que le rodea. Puede girar la cabeza, agarrar objetos y poco a poco llegará a girar sobre sí mismo.

Hacia los cuatro meses, el niño comienza a establecer un ritmo predecible de sueño. Suele hacer una siesta en la mañana, otra más cortita un poco más tarde, y una larga siesta depués de comer. Ya se establece una diferencia natural entre las siestas diurnas y el sueño nocturno.

Alrededor de los seis meses, el niño ya está más acostumbrado a la vida familiar, y muestra un patrón de sueño más estable. Ahora, suele hacer una siesta matutina y otra tras la comida. La mayoría de bebés comienzan a tomar alimentos sólidos, lo que provoca un sueño más profundo y duradero tras la comida. En la noche, suele dormir más antes de despertarse para comer. Es probable que pueda haber un par de despertares y quizás otro hacia primera hora de la mañana.

Si lo deseas, o sientes la necesidad, este es un buen momento para dejar la lactancia nocturna. Es una decisión difícil, pero ya no es vital para él tomar alimento durante la noche. Desde mi experiencia puedo decirte que Aarón a día de hoy, con 7 años, aún se depierta en la noche para venir a nuestra cama. Esto es algo que me hace sentir tremendamente culpable, pues creo firmemente que su sueño no es sano ni tan reparador como debería. Así que, no sé que es lo correcto, pero sí puedo asegurarte que no hacer nada no ayuda. Es probable que no actúar a tiempo nos llevara a una espiral en la que el hábito de despertarse se estableció fuertemente. En cualquier caso, si te sientes agotada y te resientes de cada toma nocturna, es justo que sepas que es lícito dejar la lactancia nocturna y consolar a tu hijo en su despertar desde el amor y el cariño.

Entre el año y los dos años

Llegado el año, el niño permanece ya activo y despierto casi toda la jornada. La siesta matutina ya no es necesaria, y esto es un gran cambio para toda la familia. Puede ser una época difícil en la que el niño está más cansado y llora más a menudo. Si estás en casa con tu pequeño, es probable que tu también estés cansada y no quieras renunciar a ese pequeño ratito de paz matinal. Sin embargo, esto te permite pasar más tiempo con tu hijo, observando todos sus avances en su desarrollo, justo ante tus ojos. Nuevos aprendizajes que llenan de alegría, asombro y amor el hogar.

No obstante, la siesta vespertina sigue siendo necesaria, y es probable que dure entre 2 y 4 horas. Algunos padres tienden a saltarse la siesta cuando es muy difícil acostar al niño; piensan que no lo necesita o que esta mal pedirle que haga algo que no quiere. Sin embargo, los niños de hoy estan expuestos a multitud de estímulos y sensaciones, y esta siesta es de vital importancia para ellos. Si el niño no es capaz de dormirse deberíamos hacernos algunas preguntas, ¿se ha despertado demasiado tarde?, ¿ha dormido siesta en la mañana?, ¿la actividad del día ha sido suficiente?, ¿el tiempo que hemos pasado juntos ha sido el necesario?. Hay muchas razones por las que a un niño le puede costar abandonarse al sueño, pero esto, no hace la siesta menos necesaria. De hecho, este es un buen momento para entrenar el sueño y que resulte más fácil conciliarlo a la noche. El patrón de sueño diario está estrechamente conectado, de modo que, si consigues que la siesta de la tarde funcione bien, es muy probable que tenga un efecto positivo en el sueño nocturno.

Crear un ambiente adecuado para dormir

El acto de dormir supone rendirnos y abandonarnos, y para que esto pueda suceder hemos de sentirnos seguros. Por ello, es muy importante que nuestro hijo cada noche pueda dormir en el mismo lugar. Porque reconocer este espacio le aportará la seguridad necesaria para ser capaz de dormirse. Si ya tiene dormitorio propio hemos de elegir una cama acorde a su tamaño, a ser posible con listones alrededor. De este modo, el niño es capaz de registrar el marco y sentirse recogido y arropado. Si la cama es demasiado grande, podemos usar unos cojines o almohadas, colocados siempre del mismo modo para reducir este espacio. Podemos poner un dosel sobre su cama recordando así a la envoltura del útero materno. También podemos colgar un hada o pequeño móvil sobre su cabecera. Una sencilla mesita de noche con un farol y el cuento especial de ir a dormir serán estupendos compañeros. También puedes poner una silla junto a la cama, para tomar la mano de tu pequeño  después del cuento mientras cantas una canción y esperas a que esté calmado y sereno antes de marcharte.

Establecer rituales amorosos para ir a la cama

En casa, la preparación para ir a dormir, empieza mucho antes de acostarnos. Desde hace ya más de cinco años hemos establecido unas rutinas para la tarde. Son hábitos que no varían con el paso del tiempo y que mantenemos durante el periodo escolar. De este modo, Aarón sabe que tras la actividad de la tarde, antes de cenar, ha de lavar sus manos y ponerse el pijama. También sabe que después de cenar y lavarse los dientes, es el momento de acostarse. Y es siempre así de lunes a viernes. Hacer del momento de ir a dormir algo mágico, no es difícil. Solo establece una rutina agradable para ambos y mantenla en el tiempo. Actúa sin prisa, de un modo calmado. Disfruta de ese momento tan especial e íntimo con tu pequeño, porque pronto pasará. Así que, acostar cada noche a Aarón es algo mágico no solo para él, sino que también lo es para mi. Poder acurrucarnos juntos en su cama con el farol encendido en la mesilla de noche. Sumergirnos en un bello cuento de hadas. Es sin duda el mejor momento del día, me hace sentir muy conectada a él y al momento presente.

Despues del cuento, y antes de marcharme de su habitación recitamos un par de versos que dicen asi:

Verso de Buenas Noches

Buenas noches Madre Tierra, 

buenas noches Padre Sol, 

buenas noches plantas, piedras, 

buenas noches os doy yo.

Buenas noches para ti, y también para mi.


Verso de agradecimiento

Gracias Universo por... (y decimos las cosas que agrademos en este día: un día soleado, una tarde en el río, una cena rica..)

Gracias Universo por las cosas bonitas que me han pasado hoy a mi y a mi familia.

Un cuento para dormir

Es muy importante elegir un cuento adecuado para ir a dormir, no todos valen. El elegido, ha de ser un cuento bonito, con imágenes bellas. Su contenido ha de ser muy cuidado, ha de tener un final feliz e inundar al niño de paz y confianza. Muchos libros animan al niño a la acitvidad cuando lo que necesita es quietud. Sin embargo, no es necesario ofrecer un libro nuevo cada noche. Hasta que el niño cumpla los tres años es recomendable mantener el mismo cuento durante un mes o más. De este modo, el niño va conociendo a los personajes, y su historia lo que le proporciona seguridad, ya que sabe lo que va a suceder. A partir de los tres o cuatro años puedes variar más a menudo, quizás cada semana. Ya a partir de los siete años, el niño está preparado para admitir más variedad. Quizás sea una buena idea elegir una historia más larga que podáis leer por capítulos, o un compendio de cuentos.

cuento para dormir

Tu propio sueño

Dormir es vital para nuestro bienestar independientemente de si somos niños o aldultos. Somos mejores personas, y mejores padres cuando hemos descansado lo suficiente. Durante algún tiempo, vas a tener que renunciar a acostarte tarde. Si es posible, busca momentos para descansar durante el día, mientras tu pequeño duerme. Olvida el móvil y las tareas del hogar. En lugar de sentir la necesidad de poner la lavadora, fregar los platos o limpiar mientras duerme tu bebé, piensa que todo eso puede esperar. Puede ser saludable abandonar la idea de que esto algo que necesita hacerse lo antes posible. Es bueno para el niño ver como cuidas la casa y puede ser fantástico hacer estas tareas juntos. Muchos de nosotros nunca supimos que hay escondido un tesoro de momentos placenteros encerrado dentro de las tareas cotidianas, y que de hecho , el niño llega a conocer la vida a través de dichas tareas.

Ójala yo lo hubiera sabido entonces.

Te deseo felices sueños hasta el próximo lunes.

 

 

 

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