
¿Es el 8 de Marzo el producto de un gran Efecto Pigmalión?
Hola a todas y todos,
Tan sólo faltan algunos días para la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Hoy me pregunto si es el 8 de Marzo el producto de un gran Efecto Pigmalión.
El Efecto Pigmalión ha sido muy estudiado desde la pedagogía,dada su influencia en la educación. Éste se da cuando la creencia que una persona tiene sobre otra, ejerce una influencia sobre el comportamiento de ésta última. Es decir, cómo un niño que crece siendo etiquetado como tonto o torpe, acaba por asumir esa crencia, hacerla suya y comportarse como tal. O cómo las mujeres aún creemos que no somos iguales a los hombres en algunos ámbitos y actuamos en consecuencia.
Esta herencia nos viene desde la antigua Grecia. Cuando Aristóteles promulgó que la mujer tan sólo era un hombre incompleto al que había que cuidar y proteger. Desde entonces, la sociedad patriarcal nos ha dejado siempre atrás y ha invisivilizado nuestra importante labor a lo largo de la historia.
La mujer en la historia de España
Mientras la primera escuela de párvulos de España se creó en 1838, no fue hasta 1857 gracias a la Ley Moyano, que se declaró la obligatoriedad de la enseñanza para los niños y las niñas. Esta se llevaría a cabo en escuelas diferenciadas y con currículos distintos. La enseñanza era común en las disciplinas básicas: lectura, escritura, cálculo, principios de gramática castellana y reglas de ortografía y doctrina cristiana, pero específico en las materias formativas. Las niñas aprendían labores, dibujo e higiene doméstica, mientras los niños estudiaban nociones de agricultura, industria, comercio, agrimensura, física e historia (Ballarín: 2008, 43-44). Esto fue así hasta 1901 en que se unificó la enseñanza primaria para niños y niñas.

Años más tarde,tiene lugar un acontecimiento histórico, el 8 de Marzo de 1910 las puertas de la Universidad española se abren a las mujeres. Curiosamente, este mismo día en Copenhague en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas se designa el primer Día Internacional de la Mujer trabajadora. Celebrándose las primeras concentraciones el 8 de Marzo de 1911.
Algún tiempo después, el 19 de Noviembre de 1933 las mujeres ejercen por vez primera el derecho al voto en España, gracias a la lucha impulsada por Clara Campoamor, que paradójicamente perdió su escaño.
La mujer frente a la economía y los cuidados
«…Los recortes sociales provocados por la crisis del sistema capitalista han profundizado la división
sexual del trabajo, condenándonos a la discriminación laboral, trabajos precarios, peor pagados, no
remunerados, invisibles e ilegales. Además, esta crisis ha afectado a los espacios donde se resuelve
la vida a través de trabajos de cuidados: los hogares, las escuelas infantiles, los centros escolares,
los centros de salud, los centros de día para personas mayores, etc. En estos lugares los trabajos de
cuidados recaen fundamentalmente en las mujeres, porque se los ha adjudicado el sistema
patriarcal ….»
Así dice uno de los párrafos del manifiesto feminista de este 2019. En él se hace referencia a las labores de cuidado que se llevan a cabo en hogares, escuelas o centros de cuidado.Se argumenta que la sociedad patriarcal nos los ha adjudicado. Como si éstas labores fueran denigrantes o peyorativas. Este es en el 8 de marzo el producto del Efecto Pigmalión. ¿Quién dijo que proporcionar cuidados no es la más importante de las labores?. ¿Y si empezamos a sentirnos orgullosas de nuestro papel en la sociedad?. Vamos a cambiar el enfoque del discurso:
«…las mujeres, nos sentimos orgullosas de ser quienes llevamos a cabo, mayoritariamente, las labores y profesiones de cuidado. Sabemos que, este papel es decisivo para el buen funcionamiento y bienstar de nuestra sociedad. Por ello queremos que vosotros, los hombres, sepáis que sois bienvenidos en este ámbito».
Estoy diciendo exactamente lo mismo, pero he cambiado el enfoque. Ahora, yo, mujer, no soy la víctima. Yo estoy empoderada en mi papel social. No necesito igualarme a nadie.
Yo soy pedagoga y madre. Y me siento muy orgullosa de haber cuidado y acompañado a personas con enfermedad mental. Pero hoy, me siento igualmente orgullosa de cuidar de mi hijo, de mi hogar y de mi familia.
Labores de segunda
- «…Porque el trabajo de cuidados y doméstico necesario para cubrir las necesidades básicas
de la vida, lo seguimos realizando las mujeres en contextos de precariedad creciente…. - Porque en el ámbito familiar sigue sin haber redistribución de los cuidados. Los hombres
siguen si corresponsabilizarse del trabajo de cuidados y doméstico, incluso cuando hay
cierto reparto, las mujeres seguimos siendo las responsables de los mismos. - Porque las mujeres rurales asumimos el trabajo de cuidados agravado por la falta de
servicios médicos, de transporte público o de acceso a actividades complementarias que
faciliten la corresponsabilidad en el cuidado tanto de niñas y niños como de mayores… - Para que se visibilice y reconozca el valor y dignidad del trabajo doméstico y de cuidados…
- Porque las mujeres, por nuestra dedicación a nuestro entorno familiar y la escasez de
recursos públicos, no podemos acceder en igualdad de condiciones a la promoción
profesional…»
El cuidado y la educación
De nuevo, estos son algunos de los puntos que podemos encontrar en el manifiesto feminista de este 2019. Antes de ser madre tenía un trabajo como educadora en salud mental. En él me sentía realizada y valorada. Al ser madre, decidí junto con mi marido que me quedaría un año en casa para cuidar de nuestro hijo. Ambos teníamos claro que era demasiado pronto para que nuestro bebé quedase al cuidado de terceras personas. Fue una decisión conjunta, consciente y racional. Analizamos las posibilidades, los pros y contras, porque seamos sinceros, no éramos suficientemente solventes cómo para disfrutar ambos de una excedencia. Yo elegí quedarme con mi hijo y mi marido seguiría en su trabajo. Pero también podríamos haber decidido que sería él quien se quedaría con el niño mientras yo me reincorporaba al mundo laboral.
Igual ocurre en el reparto de las tareas de la vida cotidiana. La mujer, junto a su pareja ha de acordar cómo va a ser su convivencia. Cuáles serán las reponsabilidades de ambos, las tareas que va a desempeñar cada uno. Ciertamente, a día de hoy, la mujer tiene más responsabilidades domésticas que el hombre. Pero nosotras hemos de impulsar ese cambio desde nuestra casa. Hemos de hacer un trabajo personal de crecimiento, y aprender a delegar y confiar en la capacidad del hombre. Y los hombre también han de aprender, porque ellos también son producto del Efecto Pigmalión que les otorga una posición superior. Que les aleja de las labores de cuidado y del hogar. Ellos también han de hacer un largo recorrido de nuestra mano.
En casa, yo siento que llevo más cargas que mi marido. Sobre todo, ahora que quiero emprender un nuevo camino laboral y me faltan horas en el día para estudiar, trabajar, atender a nuestro hijo o mantener nuestra casa. Por eso, éstos también son mis deberes. Sentarnos, analizar y buscar soluciones conjuntas.
La mujer frente a la promoción laboral
El último punto del manifiesto hace alusión a la» desigualdad de condiciones a la hora de acceder a la promoción laboral debido a nuestra dedicación al entorno familiar». Acceder a un puesto de mayor responsabilidad siendo madre, supone una difícil elección. ¿Ser madre o promocionar en la empresa?. En la mayoría de los casos compatibilizar ambas opciones es imposible.
Alguna vez, una amiga me ha dicho que no es justo tener que elegir entre ser madre o ser directora de una multinacional, porque no se pueden conciliar ambas esferas. ¿Acaso el hombre director de una multinacional sí que lo hace?,¿será un padre presente en el hogar?, ¿es que sus hijos (si los tiene) no le echan de menos?. Esto tampoco parece justo.
Lo que ocurre es que elegir no es fácil porque tiene consecuencias. Porque conlleva renunciar a tenerlo todo. Cuando vamos a una pastelería y elegimos una ensaimada, estaríamos descartando el croissant, la napolitana y la palmera de chocolate. Pero, no, porque generalmente lo que hacemos es, comprar la ensaimada para hoy, el croissant para mañana y la napolitana para pasado mañana. Hemos de darnos cuenta, que en la vida real hay opciones incompatibles. En nuestro sistema capitalista, ser una madre presente en la crianza de tus hijos, excluye casi siempre ejercer un cargo de responsabilidad laboral. En cualquier caso, elegir una u otra opción es una decisión personal.
La lucha feminista
Desde la antigua Grecia la sociedad le ha dicho una y otra vez a la mujer que es un ser incompleto e inferior, que debía luchar y pelear si quería ser igual al hombre. Ahora bien, hoy me pregunto si la manera en que de un tiempo a esta parte, venimos lidiando esta batalla, no está jugando en nuestra contra y por ende, en la de toda la sociedad.
Los dípticos y panfletos (puedes descargarlo en esta web Feministas.org) que nos convocan a la huelga este día, se empeñan en resaltar todos aquellos aspectos en los que la mujer no está reconocida, en los que la mujer es una víctima, en los que la mujer es considerada inferior. Este discurso social ya nos viene de muy lejos, hemos crecido con él, nuestras abuelas y madres también lo hicieron, y nosotras se lo estamos transmitiendo a las nuevas generaciones. El 8 de Marzo es el producto de una gran Efecto Pigmalión.
La perversidad del 8 de Marzo como producto del Efecto Pigmalión
En nuestra lucha, la mayor perversidad producto del Efecto Pigmalión, es hacer creer a una mujer, que las labores que desempeña son de categoría inferior y por lo tanto no puede sentirse orgullosa en su papel. ¿Por qué consideramos que las labores llevadas acabo mayoritariamente por hombres son más prestigiosas?. Porque somos el producto de un gran Efecto Pigmalión que nos lo ha hecho creer así.
La concepción desde la antigua Grecia era la mujer como un ser incompleto e imperfecto y por tanto inferior. Esto se tradujo en que cualquier actividad desempeñada por ella también lo era. Y así, esta creencia ha perdurado hasta nuestro tiempo. Por eso, las labores que mayoritariamente han desempeñado las mujeres, las vivimos como si fueran de segundo orden.
Consideramos más prestigioso ser directivo de una multinacional (que en su mayoría son hombres) que ser maestra o madre. Mientras un directivo genera dinero y contribuye al sistema capitalista y patriarcal, una maestra o una madre, lideran el cambio de la sociedad a través de la educación que ellas proporcionan a las futuras generaciones.
Cambiando el enfoque de ésta lucha
Ya es momento de cambiar el enfoque de ésta lucha. Es el momento de que las labores que desempeña la mujer se vean revalorizadas a través del orgullo. Es momento de sentirnos orgullosas de ser quienes mayoritariamente cuidamos y educamos a las generaciones futuras de nuestra sociedad, de ser las responsables del cambio hacia una sociedad mejor y más justa.
Estamos diciendo a nuestras niñas y niños que a día de hoy, mujeres y hombres no somos socialmente iguales, que las mujeres hemos de luchar para ser iguales a los hombres (lo que directamente les posiciona a ellos en un lugar superior). Y de esta manera estamos reproduciendo el producto del Efecto Pigmalión en las nuevas generaciones de niñas y niños. Estamos mostrando a las futuras generaciones todo aquello que nos falta por conquistar, que nos hace diferentes y que nos aleja a mujeres y hombres. Luchar por la igualdad destacando la desigualdad, me parece tan absurodo como emprender una guerra para lograr la paz.
El 8 de Marzo, producto de un nuevo Efecto Pigmalión
Dicen que las niñas a partir de los 5 años se sienten diferentes e inferiores a los niños, ¿no creeis que esta actitud mantenida en el tiempo tiene algo que ver?. Este mensaje que nos dice que «las mujeres estamos relegadas a la segunda fila, al trabajo doméstico (como si fuera peyorativo), reproductivo, en un papel siempre secundario, siempre sumiso» (Texto contenido en el panfleto de CGT). Esto no hace otra cosa que hacer creer a la mujer que éste es su lugar. Este texto le está diciendo a las niñas que son personas de segunda. Que hay que luchar para solucionar este problema, sí, pero que a día de hoy, somos inferiores como mujeres.
Si por el contrario, el mensaje que transmitimos está lleno de orgullo y grandeza, entonces y sólo entonces, avanzaremos hacia ello. Porque el Efecto Pigmalión también funciona en positivo. Cuando le decimos a un niño que es listo y que puede hacer lo que se proponga, entonces se llena de seguridad y lo consigue. Así ha sido a lo largo de la historia con el hombre.
Debemos crear un nuevo discurso basado en el orgullo y las potencialidades de la mujer. Mujeres orgullosas de educar para el cambio, de su labor en la sociedad, discursos que ponen de relevancia la importancia de nuestra labor, de nuestra presencia en la educación, en la investigación, en la medicina, en la ingeniería… Entonces, las futuras generaciones crecerán bajo esta creencia.
«...somos mujeres valerosas y seguras de nosotras mismas. Accedimos a la educación y a la Universidad. Conquistamos el derecho al voto.(…). Y hoy 8 de Marzo de 2019, abrimos una puerta a los hombres para que puedan disfrutar de nuestros privilegios. Para que no sean mal mirados por ejercer su derecho a una excedencia por paternidad, o a una reducción de jornada. Para que puedan decidir libremente quedarse al cargo de sus hijos o de sus mayores…»
Suena diferente, ¿verdad?. Pero estoy luchando por lo mismo.
Feliz Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
8 de Marzo de 2019


2 Comentarios
Natalia
Hola Noelia, me ha parecido interesantísimo tu punto de vista! Muchas gracias por compartirlo y hacernos reflexionar.
Natalia.
NoeliaCampana
Gracias a ti por dedicar un ratito de tu tiempo a leerme y compartir tu opinión contigo. Gracias por estar al otro lado.