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YO puedo solito

Esta es una frase que los niños pronuncian muy a menudo a partir de los dos años, pues es alrededor de esta edad cuando se inicia el descubrimiento del YO. El niño ya no se refiere a él en tercera persona llamándose por su nombre, sino que comienza a usar el YO para referirse a él mismo como una persona diferente del otro (pues hasta este momento, madre-hijo son una unidad), y esto conlleva la capacidad de elegir y expresar de una u otra forma lo que quiere y lo que no, es decir se inicia en el maravilloso mundo de la autonomía.

La Mano, Mano, Niño, Encubrir

Autonomía del griego «auto» uno mismo y «nomos» darse normas, podemos entender este concepto como la capacidad de autogobierno o capacidad de decisión sin intervención ajena. Es decir, llevado a nuestro día a día, esto supone que nuestros pequeños comienzan a tomar la iniciativa en temas como la ropa que quieren ponerse o lo quieren o no hacer en ese momento y nosotros podemos y debemos acompañarles en este camino hacia el conocimiento de su propia voluntad y de la responsabilidad.
Hoy quiero hablaros de cómo facilitar esa autonomía, entendida ésta cómo la capacidad de hacer cosas por ellos mismos. Autonomía que se verá reflejada en su autoestima, su autoconcepto y su sentido de pertenencia, de ahí la importancia de saber como facilitarla y potenciarla.

MANTENER UNA ACTITUD FACILITADORA
Para transmitir al niño un sentimiento alentador, debemos confiar en él y en sus capacidades, saber que puede fallar y acompañarle en la búsqueda de una solución si es que ha fallado.

Por otro lado, no debemos darle demasiadas instrucciones, pues los niños aprenden por imitación, de modo, que la mejor forma de mostrarle cómo hacerlo es haciéndolo nosotros mismos, lentamente y sin prisa. Y para esto todos necesitamos tiempo, los niños necesitan tiempo para explorar, para practicar y para decodificar la información que les transmite la situación que están viviendo. Y nosotros necesitamos tiempo para evitar agobiarnos y estresarnos, por ello debemos organizarnos con antelación y contar siempre con tiempo extra para hacer frente calmadamente a los imprevistos que puedan surgir.

Seguir una misma rutina también nos será de gran ayuda, de este modo el niño puede anticipar lo que viene a continuación y además tendrá la oportunidad de practicar las nuevas habilidades. Por ejemplo, si un día permitimos que nuestro pequeño se desvista solo, pero esto no se repite hasta dentro de quince días, no sabrá cuándo ha de hacerlo solo y cuándo no y además las oportunidades para practicar y afianzar esta habilidad se verán reducidas.

Debemos recordar que el niño es un ser con una fuerte voluntad que le impulsa a explorar, a descubrir, a experimentar (voluntad de movimiento), a querer comunicarse, a querer relacionarse, a querer pertenecer (voluntad de relación) y que mejor forma de hacerlo que a través de la colaboración, quieren mostrarnos que son mayores, permitamos que participen, desde sus capacidades, en las tareas cotidianas (fregar, limpiar el polvo, pasar la aspirardora, trabajar el huerto…) y así se sientan cómo uno más de la familia (voluntad de autorrealización, del YO). Y para que estas voluntades puedan desarrollarse y crecer necesitamos un entorno preparado.

EL ENTORNO PREPARADO
Nuestro hogar
Es importante contar con un entorno preparado que facilite y motive al niño a participar y colaborar en la vida cotidiana. Para ello debemos tener en cuenta estos cuatro principios:
  • Seguridad. Es necesario conocer qué espacios son seguros para que el pequeño pueda moverse y explorar con libertad.
  • Autonomía.
    Adaptando los espacios a sus necesidades y destrezas facilitarás que poga en marcha sus habilidades, un gran comienzo para la
    autoestima.
  • Colaboración. Permitirle colaborar en su medida desarrolla la autoestima, la responsabilidad y el
    sentimiento de pertenencia.
  • Juego. Nuestro hogar
    es un lugar ideal para explorar y crecer, sóo tenemos que adaptarlo a sus necesidades, intereses y momento evolutivo, hablamos de ello AQUI.
Teniendo esto en cuenta vamos a ver cómo podemos adaptar las diferentes estancias de la casa.
El recibidor
  • Cuelga un pequeño perchero a su altura para que pueda dejar el abrigo cuando llegáis a casa. Si además coses pequeñas tiras de goma en las sudaderas y pantalones, facilitarás esta tarea. 
  • Pon un sencillo zapatero en el suelo para que también pueda dejar y coger su calzado sin ayuda. 
La cocina
  • Una toorre de aprendizaje te será de gran ayuda, puedes comprarla o hacerla tu misma. Pero si no dispones de ella, entonces intenta cocinar a su altura, cerca de su trona o silla para que pueda verte y colaborar.
  • Ten a su alcance una pequeña jarra de cristal y un vaso, para que pueda servirse agua cuando lo desee. Si la jarra y el vaso están adaptados a su tamaño será mucho más sencillo que el resultado de la actividad sea exitoso.
  • Si le apetece participar, ofrécele tareas adaptadas a sus capacidades.
  • Facilita que pueda subir y bajar solo, o con la menor ayuda necesaria, de su silla o trona.
Salón
  • Crea un bonito y agradable espacio de juego como ya te conté aquí La importancia del juego libre.
  • Crea un espacio seguro protegiendo esquinas y enchufes, asegurando alfombras y quitando aquellos objetos valiosos o peligrosos. Cuanto más diáfano sea el espacio, más seguro será.
Baño
  • Busca uno o varios alzadores seguros y adecuados a su tamaño.
  • Si ya tiene edad suficiente, pon la ducha a su altura para que pueda usarla sin ayuda.
Su habitación
  • Coloca la cama tan cerca del suelo como te sea posible. De este modo podrá subir y bajar solito siempre que lo necesite.
  • Coloca los juguetes a su alcance para que pueda acceder a ellos sin necesidad de pedírtelos.
  • Pon su ropa en un lugar accesible y a una altura adecuada para que pueda cogerla sin ayuda.
  • Si puedes, coloca un pequeño perchero para que pueda colgar su ropa usada.
  • Si es posible, ponle su propio cubito para la ropa sucia. 

ALGUNOS EJEMPLOS

A continuación os presento una breve infografía con algunos ejemplos sencillos de las cosas que pueden hacer los peques según su edad.  Con ello solo pretendo abrir una ventana a sus capacidades, no imponer un listado de tareas.
Todos los niños pueden hacerlo todo, pero no todos lo conseguirán al mismo tiempo ni obtendrán los mismos resultados. Es más, tener la capacidad de hacer algo, no implica querer hacerlo en este momento concreto. Si lautonomía es impuesta desde fuera, pierde su caracter y sentido original.

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